Conocí a Alexandra hace un poco más de dos años, me acompaña a veces, conversamos, compartimos ideas, se aleja… vive su vida, es independiente, viaja y luego retorna siempre a contarme sus historias, sus casos y cosas.
Me ha dado permiso para que cuente de ella…
Es una mujer con experiencia y sabiduría, pero con una locura incontrolable, que la saca del camino a veces…
En sus últimos días acá me ha contado de un desamor hace mucho tiempo atrás…
Conoció a un joven guapo, amigo y compañero de viaje, compartieron historias y momentos juntos durante un poco más de un año, lindos momentos me cuenta… y dice:
“Era un caballero, la persona que había buscado en mi incesante viaje, era todo lo que había querido tener… me sentía feliz a su lado... volando entre cielos, me tomaba entre sus brazos y todo parecía más seguro, sus besos eran miel para mis labios, sus caricias un suave masaje para el alma y en cada abrazo un torbellino de sensaciones…
-- estaba enamorada pienso --
Pero no me amaba, se acercaba a veces, después se alejaba kilómetros, y en cada acercamiento después se alejaba aun más que la vez anterior, era un mar de confusiones… pero poco las quería aclarar me gustaba estar a su lado… hasta que me di cuenta que ya no podía… no podía estar amándolo y no saber si me amaba, querer seguir una vida con el si no sabía si estaría dispuesto a acompañarme.
Supongo un día me arme de valor para enterarme de la verdad… -- Alexandra mira hacia el vacio, como si estuviera repasando lo que me cuenta -- conversamos, aclaramos, lloramos y nos reímos, pero dejó algo bien en claro, ninguna oportunidad para ambos, su corazón estaba en otro lugar todo completo sin dejar ni un pedacito para mí. -- sus ojos ahora están brillosos –
Quedamos como siempre, amigos y compañeros de viaje… las apariencias… -- suspira hondo –
Creo que hubo un quiebre en mi alma... en mi corazón… creí asumirlo, creí haber comprendido, creí que podía con eso… hasta que cayó la primera lagrima ya sola en el autobús…
Vinieron las recriminaciones, vinieron las preguntas y las falsas respuestas… me sentí la mujer más fea del mundo, la menos deseada, quería huir pero no sabía a dónde…
-- se queda un poco en otro lugar, quizás hilando el resto de la historia –
Me fui al único refugio en donde me podía sentir más segura, viajar a mi hogar, el gran Santiago me estaba agobiando. Todavía tenía bus hacia mi pueblo, me fui repasando nuestra historia mientras avanzaba en el camino, mientras mas recordaba más caían las lágrimas. Poco antes de llegar las limpie de mi rostro y dibuje una sonrisa para saludar a mamá.
Al llegar no encontré a nadie, por ahí cerca debe de andar pensé, porque no había nada asegurado, recorrí la casa, sus muebles de madera y los espejos que le encantan a papá.
Pasé por la vitrina y tenía su whisky, el infaltable, resolví tomar un vaso mientras esperaba, también para pasar un poco lo amargo de las últimas horas… fue un vaso y nadie llegaba, el licor en la sangre hizo reavivar historias, sentimientos y sensaciones, hizo caer lagrimas y aumentar aquellas preguntas incontestables… el segundo vaso puro y ya me di cuenta que no estaba en mi, fue la vía de escape que necesitaba, entre lapsos de conciencia sabía que no estaría sola mucho rato… que alguien llegaría… pero ya estaba haciéndose muy tarde y de la botella nada quedaba y menos quedaba algo de mi… recuerdo todo negro… hasta sentir unos gritos y llantos, era mamá que había llegado, desesperada por mi estado de inconsciencia, entre lapsos recuerdo su llanto desesperado inconsolable remeciéndome para que volviera…
-- cayeron lagrimas de Alexandra y las mías también –
No recuerdo mucho, pero vinieron vómitos, llantos, arrepentimientos… suplicas de perdón…
Sé de desamor, eso se vive, lamenté vivirlo en casa…”
Cuando terminó caían sus lagrimas, pero con una sonrisa en su rostro me dijo: “me he vuelto enamorar” y rio a carcajadas… no sé si fue para dejarme tranquila, pero ahora pienso, que como dice la canción, ya no se muere de amor, sin embargo cuesta mucho asumir, olvidar y volver a una búsqueda…
Alexandra me dice: “cuando decidas emborrarte por desamor fíjate que sea del bueno, la resaca es menos peor” se ríe y toma sus maletas para partir a Buenos Aires. Y con las manos despidiéndose dice:
“Chiquita vive solo el amor y el desamor déjalo para más tarde”